Tercer Milenio / Actitud Baglietto

Miguel Ángel Rodríguez *


La Nube
, de Mireya Baglietto, manifiesta la existencia de inquietudes espirituales de orden superior. A una cuidada y minuciosa construcción de entornos transitables, hemos de sumarle el propósito de gestar vivencias significativas y transformadoras en quien experimente sus creaciones.
La totalidad de manifestaciones y experiencias estéticas desarrolladas desde 1980 (La Nube, Arcoiris, La Trama Humana, así como Encuentros, Rituales y Ceremonias) indican la clara y anticipada visión de conceptos trascendentes y fundamentales, presentes en reflexiones e interrogantes que científicos y teóricos formulan hoy en día.
Modos de explorar silenciosos que relacionan y sistematizan estructuras, pensamientos, construcciones y deconstrucciones, empapan sus obras. Hondas consideraciones sobre los empleos de la memoria, e incluso, cuestionamientos saludables al ejercicio desmedido de la razón, posicionan a esta artista en la activa contemporaneidad del pensamiento vivo, en consonancia con autores fundamentales de la epistemología del último periodo del siglo XX, como Fritjof Capra o Ilya Prigogine, por ejemplo, quienes dan cuenta de la fecundidad de los nuevos paradigmas que impulsan las corrientes intelectuales de los principales centros académicos.
La condición abierta de estos trabajos fomenta, en todas las personas, el interactivo juego de la interpretación. Niños y adultos extasían sus percepciones, enriqueciendo la reflexión que cada individuo construye de sí y de su entorno. Los complejos sistemas relacionales que Mireya propone provocan la superación de la imagen, traspasando la bidimensionalidad del plano. Intensas y medulares sensaciones experimentadas sugieren replantear, incluso, el concepto mismo de dimensión. Temáticas tan actuales como clásicas, al igual que difíciles de asir, se visualizan sencillas, simples y comunicables. Tiempo, materia, orden y caos, por mencionar algunos nodos insustituibles en las acaloradas discusiones mantenidas por filósofos y cosmólogos, son vividos por los participantes de estos eventos estéticos. Las referencias temporo-espaciales desaparecen, la gravidez real es sustituida por ingravidez virtual y nuestra psique regresa a situaciones primigenias saludables y reconfortantes.
Este poderoso regreso introspectivo nace de sintonías plenas con redes e hipervínculos. Aquí la empatía es doble. Por un lado, y a través de un espejo colocado a la altura de la nariz, conectamos con multiversos de sensaciones holísticas, al igual que con frecuencias interactivas generadas por los demás participantes. Por otro lado, los implícitos y explícitos diálogos con las nuevas teorías evidencian potenciales nexos entre las personas y los sistemas intelectuales del mundo actual.
Mireya comprendió, hace décadas, la crisis del humano contemporáneo. Desde entonces propone alternativas frente a la mera expectación. Su arte presupone participación mayor del sujeto, considerándolo protagonista irremplazable, valioso en su indivisibilidad irrepetible. Lo suyo es un mensaje humanista. Escuchémosla. Dialoguemos con el presente infinito.

* Investigador independiente sobre arte e historia social de la cultura
antialeph@yahoo.com.ar